La primavera ha llegado a la ciudad (¡Y no sabes lo bien que me sienta papá!)


El pasado viernes volvió por una noche el aire alegre de la primavera a Bilbao.

Delafé y las Flores Azules inundaron el "Kafe Antzoki" de buen rollo y fiesta en un concierto sorprendentemente divertido. Me acerque con miedo, no porque no me gusten, no os confundáis, si no porque para mi son "el grupo de los domingos". Sus temas son la banda sonora de mis resacas, y precisamente lo son por ser tranquilas. De ahí que me acercase temiéndome lo peor. Un concierto que, fuera ya de lo bien o mal que tocasen, y que siendo "rap" (lo entrecomillo porque considerar hip hop a "Delafé..." me parece equivocado) todo apuntaba a que en ese aspecto iban a andar flojos, fuese un concierto parado. Además en un local como el Antzoki... no se, me temía dos horas de concierto de pie, quieto y aguantando el tirón.

Por suerte no pude estar más equivocado, y es que los catalanes se marcaron un señor concierto que, aunque no brilló por su calidad como músicos (insisto, estamos ante un grupo de "rap", no se les puede pedir más) si lo hizo porque fue puñeteramente divertido. Delafé lo da todo desde el minuto 1 y su acompañante Helena (aparte de muy guapa) tiene mucha más voz de la que cabría esperar (no es que sea una tenor, pero sabe cantar -cosa que, sinceramente, temía que no supiese hacer). Aparte se han rodeado de un grupo de músicos que cumple. Mención aparte merecen el trompetista y el saxofonista. Un dúo cómico que volvió loco al público (al trompetista le aplaudieron mucho más -pero una cosa exagerada- que a Helena)

El público respondió de puta madre y estaba entregadísimo a un Delafé que los manejaba como si llevase toda la vida haciendo eso. Hicieron los coros, bailaron e incluso cantaron el Zorionak Zuri al técnico de sonido (no se si en broma o en serio). El Antzoki rezumó buen rollo, y dudo que ninguno de los asistentes saliese sin una sonrisa en la boca.

En cuanto a las canciones, muchas del disco nuevo (lógico), con ligeros cambios en varias de ellas, más adaptadas a un concierto (es decir, aceleradas, arregladas y tocadas de manera que se volvieron bailables a tope, aprended ARCTIC MONKEYS), además de los temas más míticos de sus dos anteriores discos. Para mí chapó por ellos. Demostraron que son un grupo potente en concierto, que sabe a lo que va, divertir, entretener y que salgas con esa sonrisilla estupida que se te pone cuando les escuchas en tu casa un domingo por la mañana. Si tenéis la oportunidad de verlos, no lo dudéis, son tremendamente recomendables.

Por cierto, apuntaros el nombre de "Steady Running". Ese baile lo va a petar tanto como el "Moonwalk".


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