Cuento Corto.


John Martin Smith III era el heredero del imperio Martin Smith, la conocida empresa de calzoncillos. Al morir su padre, y como único heredero del conocido imperio, John Martin Smith III se convirtió automáticamente en el hombre más rico de la tierra. El invento de su antepasado, los calzoncillos superabsorbentes que dejaban orinar sin necesidad de ir al baño convirtió a la familia Martin Smith en la más rica del país, pero sus posteriores evoluciones, desde bragas a slips, pasando por tangas y boxers, habían convertido a los "Martin Smith" en la prenda de ropa interior oficial de la tierra. Nadie usaba otra cosa, y el continuo uso de ropa interior convirtió a su familia en la más rica del planeta.

Pero John Martin Smith III por desgracia no era como su padre. Tampoco era como su abuelo, en paz descanse, o como el padre de este, el John Martin Smith original, creador de los calzoncillos superabsorbentes. Desde los tiempos de su tatarabuelo, y con la intención de preservar una estirpe tan pura (capaz de desarrollar una ropa interior tan genial) los Martin Smith se habían dedicado a reproducirse entre hermanos, lo que, como todo el mundo sabe, tiende a llevar a generaciones digamos... peculiares. John Martin Smith III debido a que sus padres eran hermanos, y los padres de estos a su vez también, había nacido con ciertas... peculiaridades.

Tendía a gritar sin tener un motivo aparente, caminaba a grandes zancadas y con la cabeza gacha, era bizco y tenía tres paletas. Además su comportamiento (más allá de la evidente inestabilidad mental que se manifestaba en forma de gritos) era realmente extraño. Cambiaba de humor de golpe y tendía a encapricharse de absolutamente todo, lo que le llevo a compras realmente extrañas.

La ultima de las compras estrafalarias que realizó John Martin Smith III ocurrió un 9 de Julio de un año en el que el verano no había llegado con fuerza. Aquel día John Martin Smith III compró nada menos que el futuro.

Todos los titulares del planeta se hicieron eco de la noticia, y el hecho de que el heredero del imperio Martin Smith se hubiese convertido en el dueño del futuro lo convirtió, o al menos así lo retrataron los diarios, en el hombre más peligroso de la tierra. Y es que cualquier acto que aconteciese ahora sería propiedad de John Martin Smith III y su familia. La grandes naciones del mundo no sabían que hacer, ya que cualquier plan de ataque que tuviesen con intención de atentar contra la vida del dueño del futuro, al ser un plan futuro, le pertenecía, lo que significaba que necesitaba de su aprobación para ser realizado, algo que evidentemente nunca terminaba ocurriendo (el tipo era un loco pero tampoco era idiota).

Cuando peor estaban las cosas y nadie sabía que hacer un pequeño hombre de uno de los pueblos más insignificantes del medio de ninguna parte encontró la respuesta. John Martin Smith III era dueño del futuro, pero no era, ni sería nunca, dueño del presente. Por eso un día que no tenía nada mejor que hacer Peter McGuinns (que así se llamaba el pequeño hombre de uno de los pueblos más insignificantes del medio de ninguna parte) se dio cuenta que, por mucho que los planes futuros perteneciesen a los Martin Smith, una vez llegaba el momento de realizarlos (es decir, ese futuro pasaba a convertirse en presente) la autoridad de la familia de los calzoncillos desaparecía.

La ONU entonces decretó, siendo considerada esta como la primera ley universal irrevocable, que la humanidad comenzaría a vivir como si no existiese mañana. Aprovechando cada segundo al máximo y tomando las riendas de su existencia en todo momento.




Dicen que aquel incidente fue el principio de la mejor época de la humanidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario